Un saludo con todos, nuevamente compartiendo por aquí, por fin sintiéndome a gusto para poder escribir, en mi escritorio desordenado, pero de esos desórdenes que uno sabe dónde está todo, de esos desórdenes que necesitan permanecer intactos para mantener la esencia de uno mismo. Aunque ahora está atiborrado de polvo por mi ausencia inesperada, ya que hace casi un mes que viajé a la costa, a Mollendo para ser más preciso; y bueno, esa larga estancia por esos lares han dibujado en mí cambios notorios, como un bronceado muy inusual en mí, como también una panza aún más prominente, consecuencia del amor desmedido de una madre por su hijo, y esa mala costumbre muy peruana de demostrarlo con comida, y yo que soy tan débil, he sucumbido a cada una de sus muestras de afecto.
Este 2024 para muchos fue un gran año, para muchos otros fue un año para el olvido; y si les tengo que ser sincero, este año no ha sido el mejor de mis años, pero sí el que más enseñanzas me ha dejado. Aprendí a ser un adulto, descubrí que para ser emprendedor hay que tener un alto sentimiento altruista, estar dispuesto a trabajar sin descanso para entregarlo todo a las personas que confiaron en ti, entender que el compromiso con los demás muchas veces es más fuerte que el compromiso con uno mismo, que la paz está en esa sensación de cumplimiento de los deberes que te depara la vida, la expresión que escuchábamos decir a nuestros padres cuando éramos niños de “Todo es plata en esta vida”, nunca se hace tan real como cuando pasas los 25, y ni hablar si decides emprender.
En el 2024 también descubrí el amor, el amor recíproco, el amor intenso, el amor real, y no estoy tratando de romantizarlo, porque cuando me refiero a real, es porque se aleja mucho de la ficción de las películas. Un amor real tiene muchos altibajos, tiene discrepancias, tiene lágrimas y periodos de incertidumbre; pero también tiene detalles, tiene intimidad, tiene consuelo, un amor real construye, mejora, sana, aprende a sobresalir del bajón, y entiende que los malos momentos son eso: momentos. El amor real cambia, y cambia para bien, el cambio muchas veces puede llegar a lastimar, cambiar significa aprender y aprender significa equivocarse, pero el amor siempre es más, el amor comprende, el amor perdona. Este año (después de casi treinta años) siento que por primera vez conocí a una persona que me brinda un amor real, un amor que me desquicia; pero lo hace porque me hace sentir que en la vida no aprendí nada de lo que es amar; pero como les dije antes, el amor construye, y ese amor que apareció en mi vida por suerte del destino, porque sólo el hecho de estar destinados podría explicar cómo nos conocimos, hizo que hoy en día sea un mejor hombre, tuve la bendición de juntar mi vida con mi gran amor, que es una gran mujer.
El 2024 también fue testigo de mi independencia, de la que (creo yo) es la emancipación definitiva del regazo de mi madre, descubrí que la ropa no se lava sola, que no está tan divertida la idea de usar un cambio de ropa por día; también descubrí que cocinarse es un completo dolor de cabeza, y me empecé a cuestionar qué tan necesario es comer las tres comidas del día, y ese cuestionamiento me llevó a un deterioro gastrointestinal que casi me lleva al hospital. Bueno, entendí y aprendí que tal vez no soy el adulto responsable que creí ser. Aprendí que el tiempo es relativo cuando se trata de pagar alquileres, los días son horas y las semanas días, y cuando estás terminando de pagar un mes, ya te están cobrando el siguiente. Pero a pesar de todo, aprendí a amar mi independencia, y aunque al comienzo la soledad me agobió, hoy en día somos los mejores de los amigos.
Este año que ha pasado le di valor a mi amistad, y en ese reajuste a mi valorización, resulta que muchas personas de mi entorno no calzaban con el tipo de cambio, y muchos amigos, o bueno, personas a las que consideraba amigos, quedaron en el pasado, y se terminaron junto con el 2024, comprendí que podía estar rodeado de personas, pero realmente estaba muy solo; hoy tengo menos a mi alrededor (mucho menos para ser sincero) pero me siento mejor acompañado.
Este 2024 aprendí muchas cosas, pero también dejé pasar muchas oportunidades, y lo que más me duele, es que dejé pasar mucho el tiempo, y cuando te acercas a los treintas, es un recurso muy valioso, y por ahí alguna vez leí que el tiempo es el recurso que a diferencia del dinero, no podemos acumular, sin embargo sólo podemos gastarlo; un tiempo bien invertido puede darte mucho dinero, pero ni todo el dinero del mundo puede hacerte recuperar un minuto de tu vida. Y siento que este año, en un intento no merecido de vacaciones, he mal invertido mucho de mi tiempo.
Y de esta última reflexión viene el título de este post, porque todos aquí saben que no consumo el contenido de Bad Bunny, ni del género urbano más reciente; yo soy un hombre más apaciguado, sin tanta pasión por el frenesí y el roce de cuerpos al son de la música. Lo mío es más un atardecer con velas, vino y boleros; pero el hecho que a mí me guste eso, no significa que demerite la música actual, sólo no es de mi agrado. Pero una de sus canciones, es un bolero jíbaro, muy perteneciente a la cultura Puertorriqueña, y llamó mi atención, así que escuché todo el álbum, y esa nostalgia del álbum encajó con la mía, y aunque les parezca raro, conecté con el álbum; así que decidí investigar más sobre el mensaje que hay detrás del álbum y leí que iba dedicada para una ex pareja, y todo el álbum tomó un sentido muy bonito.
El álbum se llama “Debí tirar más fotos” (disculpen que lo escriba bien, pero ya lo otro me supera), y siento que yo también debí de hacer más con mi 2024, debí hacer más con mi yo emprendedor, debí hacer más al momento de brindar mi amistad, debí hacer más en el amor, debí aprender sin equivocarme tanto, debí administrar mejor mi tiempo desde mi independencia, debí postergar mis vacaciones, debí escribir más; a veces me pongo a pensar en si tan sólo hubiera publicado un escrito a la semana, ahora tendría 48 en mi blog; pero también cuando uno se hace más viejo, entiende que el hubiera no existe, y que este 2025 estoy yo y las consecuencias de las cosas que no hice, y espero este año hacer más con mi tiempo, y cambiar el debí con lo logré.
Hasta el próximo escrito.
MVD.
«Entendí que el compromiso con los demas muchas veces es mas fuerte que el compromiso con uno mismo»- me llevo esta frase porque la sentí muy personal. Un abrazo y un excelente 2025 amigo.
P.D: que las consecuencias que te llevaste del 24 se vuelvan el empuje que necesitas en el 25.
Querido Raúl, amigo mío, espero que este 2025 también sea de éxitos para ti. Te quiero mucho.